Caballo a todo galope
- Posted by Hípica Sibaris
- On 24 mayo, 2018
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Caballo a todo galope
Desde hace siglos el hombre a disfruta de los beneficios de convivir y domesticar a los caballos. Ya que estos presentan cualidades únicas que han permitido su utilidad en trabajos pesados, guerras y actualmente, en deportes y disciplinas recreativas.
Con su majestuosa belleza, fuerza dócil personalidad y su capacidad de aprender, podemos afirmar que se han convertido en uno de los mejores amigos del hombre.
Una de las disciplinas en las que el hombre actualmente crea lazos con los caballos es en el arte de la equitación. Este es un deporte donde el hombre debe desarrollar las cualidades necesarias para montar al caballo de forma correcta, además de adiestrar a su compañero en los requerimientos de dicha disciplina, aceptada a nivel internacional y reconocida como deporte olímpico.
Dentro de la equitación, se maneja el término galope, haciendo referencia a la marcha del caballo, esta palabra proviene de un antiguo término alemán que hace referencia a correo.
El galope de los caballos consiste en una serie de saltos precisos y organizados sobre sus cuartos traseros, que lo hacen avanzar de forma significativa dirigiéndose al frente.
El galope es un movimiento controlado que se clasifica dentro de los modos de andar controlado descrito para los caballos, por lo general, es un más rápido que el trote promedio, y que el medio galope, el cual tiene una velocidad promedio de 16-27 kilómetros por hora, lo cual depende de la longitud del paso del caballo.
Al escuchar el medio galope de un caballo, generalmente se pueden percibir tres sonidos claros y fuertes como si un tambor hubiera sido golpeado tres veces seguidas. Luego hay un descanso, e inmediatamente después se produce nuevamente los sonidos. Cuanto más rápido se mueva el caballo, mayor es el tiempo de sin sonido entre los tres golpes.
En este interesante y preciso movimiento las patas traseras del caballo lo empujan hacia delante. Durante este momento, el caballo solo se apoya en una única pierna trasera, mientras que las tres patas restantes se mueven hacia adelante.
En el próximo movimiento, el caballo se apoya en la otra pata posterior y en la contraria delantera, mientras que en el tercer movimiento, el caballo se apoya en la pata delantera restante, mientras el par diagonal permanece momentáneamente en contacto con el suelo.
Cuando se agrega un jinete al equilibrio natural del movimiento del caballo, la presión del movimiento de vuelve más importante. Cuando se galopa en un área cerrada, como podría serlo arena, el movimiento según las técnicas desarrolladas proporciona al caballo un mejor equilibrio.
El jinete típicamente le indica al caballo que debe hacer cuando se mueve desde un paso más lento al galope. Además, en el caso de incorporar saltos el jinete debe indicarle al caballo que aterrice, mediante la maniobra correcta para acercarse a la siguiente cerca o girar.
El jinete debe cuidar cada movimiento de su compañero ya que, por ejemplo, si un caballo galopa con una pata delantera y la trasera opuesta, produce un movimiento incómodo, llamado galope cruzado, desunido o «fuego cruzado».
Para conducir a un caballo a todo galope, es necesario una mayor área de terreno, ya que la velocidad aumenta de forma notable, y el movimiento de tres tiempos cambia a cuatro tiempos.
Es la marcha más rápida que un caballo puede lograr, con un promedio de 40 a 48 kilómetros por hora, observándose en la naturaleza cuando el animal necesita huir de los depredadores o simplemente cubrir distancias cortas rápidamente. Los caballos rara vez galoparán más de 2 o 3 kilómetros antes de que necesiten descansar.
El galope es también el paso del clásico caballo de carreras. Las carreras de caballos purasangres modernas raramente son más largas 2.4 kilómetros, aunque en algunos países los caballos árabes pueden corren hasta 4.0 kilómetros. La velocidad de galopaje más rápida la alcanza el Caballo en aproximadamente un cuarto de kilómetro.
Como dato interesante, es importante resaltar que en el libro Guinness de Récords Mundiales se encuentra el registro de un Purasangre que logró un promedio de 70,76 km/h en una distancia de 402 metros, evento que sucedió en el año 2008.
Como se mencionó anteriormente en el movimiento a todo galope se pueden distinguir cuatro sonidos claros. Inicialmente, el caballo golpeará el suelo con su pata posterior no líder; y en el segundo movimiento ocurre la variación pasando de medio galope a todo galope, ya que la pata trasera interna golpea el suelo una fracción de segundo antes del pie delantero externo.
Luego, ambos modos de andar terminan con la pisada de la pata adelantada, seguido de un momento de suspensión cuando los cuatro pies no están en contacto con el suelo.
Al contrario de lo que observamos en las pinturas clásicas de caballos corriendo, que mostraban las cuatro patas estiradas en la fase de suspensión, cuando las piernas están estiradas, al menos un pie todavía está en contacto con el suelo. Cuando los cuatro pies se levantan del suelo en la fase de suspensión del galope, las piernas se doblan en lugar de extenderse.
En 1877, Leland Stanford pagó al fotógrafo Eadweard Muybridge para que lo demostrara fotográficamente si el caballo de carreras quedaba en algún momento totalmente en el aire.
Es interesante señalar que análisis en la biometría de los purasangres de carreras, arrojó que el potro de carrera promedio tiene una longitud de zancada de 7,5 metros.
Dentro del arte de galopar se han desarrollado tecnologías que permiten mejorar las técnicas beneficiando a jinetes y a los animales. Existen especificaciones en el tipo de equipo a utilizar, el las técnicas para adiestrar a los caballos y en las características que debe tener y desarrollar el jinete especializado.
Con el fin de lograr desarrollar estas técnicas de la mejor manera sin desviarse de lo aceptado internacionalmente, probablemente generar sufrimiento al animal, es necesario el entrenamiento bajo la supervisión de profesionales con experiencia, que éticamente pueden impartir lecciones al alcance de cualquier interesado.
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